miércoles, 22 de agosto de 2007

Consumismo

Aquel año de bienes mis vísperas comenzaron el nueve de noviembre con un ingreso de tres días en la Sala de Observaciones del hospital, donde después de diez horas, dos radiografías, tres ecos y un TAC, se me precisó una colelitiasis. Una vez conseguida la condicional, y después de una semana de estoica despreocupación sufragada por la Seguridad Social, obtuve dos semanas más de holganza, en las que la mejoría me permitió regresar a mis virulentas lecturas y depravados pensamientos de los que concluí que los cantos de mi vesícula no podían ser solo consecuencia de mis excesos nutricionales, sino de otras muchas discordancias. Así que una vez conseguida la sentencia de intervención inexcusable, zanjé mi desazón anual prenavideña. Ya tenía regalos para todos. Viva el Estado de Bienestar.

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